miércoles, 12 de enero de 2011

Curvas

El aliento entrecortado era un claro síntoma de excitación. Treinta minutos habían llegado para ponerlo a tono.No había parado de moverse encima de ella. Para un lado, para otro, apoyándose en las puntas de sus pies. Con cada curva la excitación era máxima y entre curva y curva sus manos le llevaban casi sin quererlo a la siguiente.

Los frenos no existían, no había forma de parar entre curva y curva, solo podía pensar en la siguiente. Las enlazaba una y otra a la vez que sus dedos entrelazaban a las manos de su amada. Entre ellos solo estaban las protecciones, duras, demasiado duras, pero aún así la sentía estremecerse. Como un jadeo excitante, que le hacía todavía excitarse mas y mas.

Aquello era el clímax. No podía dejarlo y tampoco quería terminar. Solo podía hacer una cosa, agarrarse mas fuerte y apretar sus manos con mas insistencia. Ella decía que si y el se regocijaba de no obtener un no por respuesta. El sudor frío le recorría la espalda acompañado con un acaloramiento desde sus partes mas nobles. Ambos compartían ya ese calor como uno solo y solo una cosa podía enfriarlo.

Ella parecía no desfallecer y cuanto el mas insistía, ella parecía tener mas y mas fuerzas. Era incansable, estaba claro quién de los dos tenía mas aguante. Ella ni decía que no, ni parecía tener límites. En cambio él, era un cúmulo de nerviosismo, sudor y cansancio. Tenía que parar, su cuerpo se lo pedía pero su mente no le dejaba.

Pero, la siguiente curva ya tenía que ser la última. Se había pasado de frenada. Ella por los suelos, el contra una gran cuchilla y un gran charco de sangre regaba el asfalto

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